martes, 22 de mayo de 2007

Ladrones de Tumbas II

La casa del Doctor se encontraba en un páramo a las afueras del pueblo. Apenas había árboles y estos tenian tan mal aspecto como la vieja casa.El camino era angosto, y la pendiente hacia ahogarse a la camioneta, que decidió rendirse antes de llegar a la cerca.


- ¡Maldito cacharro!

- Tranquilo Jack, si ya estamos en la casa...


- Lo sé, Miles, ¡pero nadie deja a Jack Burier a medias!.


Tras unos forcejeos con la llave la camioneta volvió a arrancar.


- ¡Bingo! - Exclamó Jack, y tras avanzar los 3 metros que le quedaban hasta la puerta paró la camioneta.

- Desde luego, no hay quien te discuta...

- D-debe de ser algo superst-ticioso...

- ¡Tu, chaval, ve a llamar a la puerta antes de que el fiambre parezca un carámbano de hielo!.-Gritó Jack.


- C-claro...


Walter bajó de la parte de atrás y se acercó a la entrada de la vieja casa. Cuando llegó, agarró un cordón que actuaba a modo de campana, pero se quedó con el en la mano. Con sumo cuidado volvió a colocarla donde estaba antes, sin éxito claro, la gravedad nunca está muy de acuerdo con eso de mantener flotando las cosas. Y si no que le pregunten a cualquiera con disfunciones varoniles. Walter volvió a llamar, esta vez golpeando la madera, cuyo sonido hueco dejó entreoir ciertos quejidos y maldiciones por parte de alguna termita dormida.


- P-parece que no hay nadie en casa. - Dijo a los de la camioneta.


- ¡No me jodas!


Jack bajó de la camioneta y fue directo a la puerta.


- ¿Esque todo tengo que hacerlo yo? - Y llamó a la puerta.


....Y nada.


- .... ¿Seguro que es aquí la dirección, muchacho? - dijo atravesando con la mirada a Walter.

- ¡C-claro que es aquí! ¡La casa de la colina! D-doctor F-f-fied-drix. ¡Lo pone en el buzón!

- ¡Si tú no sabes leer!

- ¡P-pues es aquí! ¡T-tiene que estar d-dormido o algo!


- Bien.... Entonces tiraré la puerta abajo. Aparta.


Jack retrocedió, bajó las escaleras del porche y se alejó lo suficiente como para coger carrerilla. Se escupió en las manos.


- Jack, no creo que... - Añadió Miles.


- ¡Allá voy!


Y echó a correr como un descosido hacia la puerta cargando con el hombro. Cuando estaba a punto de golpear la puerta esta se abrió de sopetón y solo se pudo oir un escueto:

- Ja?


A continuación lo que vino puede describirse como una ensalada de dientes volando, gafas rotas y muebles descuajeringados. Ah, y un ligero crujir de huesos.

Walter y Miles observaban desde el quicio de la puerta.


- Madre mía, que tortazo.


- S-sí. Me ha d-dolido hasta a mí.


Jack había caido sobre el inquilino de la casa, que ahora no era más que un monton de grasa gimoteante.


- Oooooh, mi Serebrro parrese Choucroute...

- Vaya, parece que después de todo sí que estaba en casa. - Dijo Jack dolorido.

- Ja, yo trata de abrrir la puerrta perro se atasca y no abrre... Por sierto, ¿quiénes sois vosotrros?


- Creo que tenemos algo para usted, nos dijeron que buscaba...

- Ah, ja! Siiiiiiiii, sisisisisi, nessessito cuanto más materrial mejor. ¿Mein Gott, dónde essta?

- En la camioneta... ¡Miles!¡Walter! Traedlo aquí.

- ¡S-sí!

- A la orden...

Trajeron el cuerpo y lo depositaron en una mesa camilla que había en el salón.


- Oh, oh! Mein Gott! Es fantástico... Crraneo grránde... mandíbula bien forrmada... y qué mussculaturra... Mein Gott, ¡es perrfecto!

- Creo que me da un poco de grima este tiparraco... seguro que le van los fiambres...- susurró Miles a Walter.

- ¿L-le gusta el salami?

- Creo que si usted está satisfecho, podríamos hablar del precio...


- Oh, ja. ¿Sabe usted que ocurre? En mi país, Duchtland, universidades llenass y poco materrial... perro este materrial es muy muy bueno... y todo parra mi.... que, oh- el presio... sí, tenga... unas... ¿30 librras?.


Y la mente de Jack comenzó a hacer cálculos. Ante sus ojos veía un negocio muuuuuuuuuuuy lucrativo, y por alguna razón había un señor con chistera y bigote que se frotaba las manos mientras compraba calles...